Una docente de San Antonio denunció a su esposo por intento de femicidio. Su hija advierte que si lo liberan podría cumplir sus amenazas. El acusado fue imputado con una leve calificación.
El miedo se instaló en la familia Servián desde aquella noche que pudo terminar en tragedia.
«Si lo liberan nos va a matar», dijo con la voz quebrada Rocío Servián, hija de Natalia, la docente de San Antonio que el último domingo denunció a su esposo, Daniel Fabián Boicho, por intentar matarla. Según la acusación, él habría provocado a propósito el vuelco del automóvil en el que viajaban, con Natalia como acompañante.
Rocío repitió una y otra vez su advertencia: «No es un caso más de violencia, si lo sueltan nos va a matar». Recordó que en varias ocasiones Boicho amenazó con prender fuego la casa si su madre pensaba separarse, y que incluso presumía que en Brasil “es barato conseguir quien lo haga”.
La causa quedó en manos del juez de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, Martín Brites, quien imputó al acusado por «tentativa de homicidio culposo», una calificación que la familia considera insuficiente y que podría derivar en su excarcelación.
«Él dijo que no se iba a ir de la casa con las manos vacías. No es una amenaza cualquiera, es algo que puede cumplir», insistió Rocío. En su relato, describió a Boicho como un hombre «machista, controlador, posesivo» y con un temperamento conflictivo. «Con mi mamá la violencia también era verbal y psicológica. Sin que ella se diera cuenta la fue alejando de la familia, de sus amistades, la hundió económica y emocionalmente».
Sobre el momento previo al siniestro, Rocío reconstruyó que «mi mamá comenzó a gritar que alguien llame a la Policía, pero él aceleraba, no la dejaba bajar del auto, y le decía que la iba a matar, que la iba a llevar al paredón de piedras de Cerro Siete y arrastrar su cuerpo». Estas palabras coinciden con un video que muestra al C3 conducido por Boicho y los gritos desesperados de la víctima.
«Saliendo del pueblo, el vuelco es en la primera curva, antes de llegar a Cerro Siete», contó. Al llegar al lugar, la joven vio una escena que nunca olvidará: «El auto estaba dado vuelta, destrozado, yo buscaba desesperada a mi mamá, mientras que él estaba ahí, riéndose. Me dio mucha impotencia».
