El dólar oficial superó los $1515 en el Banco Nación y marcó un nuevo récord histórico. El riesgo país trepó a 1496 puntos y los bonos se hunden. Caputo insiste en vender reservas, pero crecen las dudas sobre la solidez del plan económico.
La crisis cambiaria volvió a golpear con fuerza y dejó al descubierto la fragilidad del plan económico del Gobierno. Este viernes, el dólar oficial saltó $20 y se vende a $1515 en el Banco Nación, alcanzando un nuevo máximo histórico. En apenas una semana, la divisa trepó un 3% y ya acumula $50 de suba.
Mientras tanto, en Wall Street las acciones argentinas no logran sostenerse y caen hasta un 3%, los bonos siguen teñidos de rojo y el riesgo país escaló a 1496 puntos básicos, acumulando un alza de 135% en lo que va del año. En paralelo, el dólar blue también se mueve en la misma sintonía: $1515.
Frente al temblor financiero, el ministro de Economía, Luis Caputo, salió a defender el plan oficial y confirmó que el Banco Central seguirá utilizando las reservas para frenar la corrida: “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”, insistió.
Sin embargo, la estrategia oficial luce cada vez más costosa y riesgosa. Ayer, el Banco Central tuvo que desprenderse de US$379 millones, la cifra más alta desde la salida del cepo, que se suman a los US$53 millones vendidos el 17 de septiembre. Cada intervención deja más vacías las arcas y más expuesta la debilidad estructural del esquema.
En el mercado mayorista, el billete se ubica en $1475, apenas por debajo del centro de la banda de flotación fijada por el Gobierno desde abril, lo que muestra que la presión sobre el techo cambiario es insostenible.
Los analistas no dudan en señalar que la crisis tiene más de política que de economía. “El miedo político está aumentando la demanda de dólares. En ese contexto, es lógico que la oferta se corra y solo quede la demanda”, explicó Juan José Vázquez, jefe de research de Cohen.
El diagnóstico es claro: incertidumbre política, elecciones en el horizonte y falta de medidas concretas. Una combinación letal que golpea al mercado y erosiona la confianza en la administración libertaria.
Lo cierto es que, con un dólar imparable y un Banco Central obligado a rifar reservas, el relato oficial sobre la “solidez macroeconómica” empieza a resquebrajarse. Y el futuro inmediato no anticipa calma, sino más turbulencias.
