En la zona rural de Almafuerte, más de treinta familias estarían atravesando una situación desesperante.

El agua, elemento vital para la vida diaria, habría dejado de llegar a los hogares debido al mal estado de la red que depende de un viejo pozo perforado. Los caños estarían rotos, las conexiones tendrían pérdidas, y el sistema habría colapsado por completo.

Según los propios vecinos, el pasado 8 de agosto se habría realizado una reunión en la casa de un residente del lugar, donde habrían participado todos los afectados. En ese encuentro, la intendenta Celia Smiak  «habría prometido» una solución inmediata: una nueva perforación, el envío de maquinarias, una red de distribución renovada frente a las viviendas y la instalación de un tanque de 10 mil litros para mejorar el servicio.

Pero las promesas habrían quedado en el aire. Los vecinos aseguran que una máquina apareció una sola vez, cavó una zanja y nunca más regresó. Desde entonces, la situación se habría agravado: algunas familias estarían recibiendo agua de emergencia desde Alem, mientras que otras vivirían sin una gota en sus tanques.

La desesperación habría llegado al límite. “No tenemos agua ni para cocinar, ni para higienizarnos. Ya no sabemos a quién recurrir”, relatarían con angustia los habitantes de la zona, que esperarían respuestas concretas del municipio.

Mientras tanto, el calor se aproxima y el temor crece: en Almafuerte, el agua podría seguir siendo solo una promesa incumplida.