La Cámara de Diputados aprobó la reforma que restringe los decretos de necesidad y urgencia, pero el artículo clave no alcanzó la mayoría absoluta. El proyecto vuelve al Senado y el Gobierno gana tiempo hasta después de las elecciones.
La Cámara de Diputados aprobó este miércoles la reforma que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), impulsada por la oposición, pero el proyecto no logró convertirse en ley y deberá volver al Senado tras una votación dividida que dejó al oficialismo con un respiro político.
El texto obtuvo 140 votos afirmativos, 80 negativos y 17 abstenciones en la votación en general, pero al tratarse en particular, el artículo 3, que establecía un plazo de 90 días de vigencia para los DNU, no alcanzó la mayoría absoluta de 129 votos y fue rechazado. El conteo final fue de 127 votos positivos, 90 negativos y 17 abstenciones, apenas dos votos por debajo del mínimo requerido.
El traspié dejó en suspenso la sanción definitiva y obliga a que el proyecto regrese a la Cámara Alta, que podría insistir con la media sanción original una vez superado el proceso electoral.
Un tropiezo en medio del avance opositor
El resultado generó confusión en el recinto y una sensación agridulce entre los bloques opositores, que habían celebrado una mayoría contundente en general, pero no lograron sostener la unidad en la votación artículo por artículo.
Para el Gobierno de Javier Milei, fue una victoria pírrica: logró evitar, al menos por ahora, que se modifique la ley 26.122, que regula los DNU y otorga al Poder Ejecutivo amplias facultades para gobernar por decreto.
Qué cambia con la reforma
La reforma impulsada por el Senado busca limitar la discrecionalidad presidencial estableciendo que los decretos solo tendrán vigencia por 90 días desde su publicación en el Boletín Oficial. En ese período, el Ejecutivo debería conseguir su convalidación en ambas cámaras del Congreso.
Además, introduce un cambio clave: la oposición podría rechazar un DNU con el voto negativo de una sola cámara, en lugar de necesitar el rechazo de ambas, como ocurre hoy.
También establece que los decretos no podrán abordar más de una materia —como ocurrió con el extenso DNU 70/2023 de Milei— y prohíbe que el Ejecutivo dicte un nuevo decreto sobre el mismo tema en el mismo año parlamentario si el anterior fue derogado.
Un sistema heredado del kirchnerismo
La ley vigente fue diseñada durante el gobierno de Néstor Kirchner, con impulso de Cristina Fernández de Kirchner desde el Senado, para consolidar un modelo de hiperpresidencialismo. Desde entonces, los DNU se transformaron en una herramienta clave para el poder ejecutivo, difíciles de revertir por las mayorías legislativas requeridas.
La votación en Diputados marcó un nuevo capítulo en la puja entre el Congreso y el Ejecutivo, en medio de un escenario político condicionado por la campaña electoral y la fragilidad parlamentaria del oficialismo.
