El Ejecutivo anunció que el Tesoro venderá dólares para contener el tipo de cambio oficial y evitar sobresaltos antes de las elecciones. El plan busca mantener la cotización bajo control pese a la caída de reservas.
El Gobierno nacional pateó el tablero en materia cambiaria y dejó en claro que no piensa permitir que el dólar se dispare en la recta final hacia las elecciones. La nueva estrategia es contundente: será el Tesoro, y no el Banco Central (BCRA), el encargado de poner dólares en el mercado para contener la presión sobre el tipo de cambio.
El anuncio fue realizado por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien confirmó que el Tesoro tomará el control de las intervenciones con el objetivo de mantener el dólar por debajo de la banda superior, originalmente fijada en $1400.
El mensaje es político y económico a la vez: no habrá movimientos bruscos en la cotización oficial hasta después de las urnas.
El dólar mayorista viene desafiando el techo de $1465 pactado con el FMI, en un contexto de escasez de divisas del agro y mayor demanda de cobertura. Con este esquema, el Gobierno decidió romper la pasividad acordada con el Fondo y utilizar las reservas del Tesoro —unos US$1700 millones a fines de agosto— para reforzar la oferta en momentos críticos.
Tras el anuncio, la cotización minorista bajó $10 y cerró en $1375, aunque operadores confirmaron que ya hubo ventas oficiales en el arranque de la jornada.
A diferencia de lo que ocurre con el BCRA, esta vez no habrá parte diario ni cifras públicas: el Ministerio de Economía adelantó que las intervenciones del Tesoro se podrán deducir solo mirando la evolución de los depósitos en dólares del Estado.
En el Ejecutivo remarcan que “el tipo de cambio oficial no se moverá hasta las elecciones”, pero las dudas crecen. Las reservas del Tesoro vienen cayendo a ritmo acelerado: en agosto se habrían utilizado más de US$300 millones, parte de ellos para asistir a la provincia de Buenos Aires en el pago de deuda.
La señal política es clara: blindar el dólar para evitar un golpe inflacionario en plena campaña. Sin embargo, la jugada tiene riesgos. Si se produce un shock externo o la presión se desborda, la capacidad de maniobra quedará reducida.
Los mercados, por su parte, recibieron la medida con desconfianza: las acciones argentinas en Wall Street retrocedieron hasta 6% y los bonos en dólares cayeron hasta 1,5%, en una jornada teñida de cautela.



