El Papa Francisco lavó los pies a doce presos en una cárcel a las afueras de Roma, una costumbre que adoptó cuando fue elegido Pontífice hace ya nueve años, pero que también solía realizar cuando era arzobispo de Buenos Aires.
En una ceremonia sin cámaras ni periodistas, el Papa celebró la misa en el centro penitenciario de Civitavecchia, a las afueras de Roma. Francisco llegó a las 15 horas y ha salido a las 18:50, según revelaron los capellanes de la prisión.
