Tres jóvenes fueron asesinadas en Florencio Varela en un brutal ajuste de cuentas narco. La Justicia investiga un triple crimen transmitido en vivo y busca a un capo peruano que ya habría escapado del país.
Florencio Varela quedó marcado con sangre y horror. Tres jóvenes —Lara Gutiérrez (15), Brenda Del Castillo (20) y Morena Verdi (21)— fueron secuestradas, torturadas y asesinadas en lo que la Justicia describe como un ajuste de cuentas narco de manual.
El crimen no solo mostró un nivel de brutalidad escalofriante: también fue transmitido en vivo por redes sociales, como un mensaje de terror dirigido a los mandos medios de la organización. “A mí nadie me roba”, gritaban los verdugos mientras la transmisión llegaba a más de cuarenta jefes intermedios de la banda.
La hipótesis que maneja la investigación apunta a una «mexicaneada»: un robo interno que habría costado caro. Se sospecha que una o dos de las chicas se habrían quedado con un poco de droga o dinero que pertenecía a la organización. La respuesta fue despiadada: tres horas de torturas, violaciones y mutilaciones convertidas en espectáculo mafioso.
Los cuerpos fueron hallados en una casa del horror en Florencio Varela, a 30 kilómetros de La Matanza, donde vivían las víctimas. Allí habían llegado tras la promesa de una supuesta “fiesta” con dinero fácil de por medio: una emboscada.
Por el caso ya hay cuatro detenidos, uno de los cuales aportó datos clave. La Justicia tiene identificado al jefe narco peruano que mueve los hilos desde la villa 1-11-14, aunque se sospecha que ya cruzó la frontera. “Vamos a hacer allanamientos toda la noche. Estamos detrás de los cabecillas”, señalaron fuentes cercanas a la investigación.
El triple crimen es un mensaje mafioso en estado puro: cocaína, dinero, traición y muerte. Y una ciudad entera que no logra despertar de la pesadilla.








