La novela en torno a la postergada visita del Papa Francisco a la Argentina está entrando en sus capítulos finales. Jorge Bergoglio confirmó esta semana que el viaje “está programado” y que se estudiará su factibilidad tras el año electoral.
Pero anticipó que terminadas las elecciones -un hecho que los pontífices esquivan a la hora de decidir la fecha de la visita a un país para no quedar mezclados en las campañas- “se puede hacer”.
El momento exacto de la venida aún no está definida, pero se cree que sería luego del receso veraniego, entre marzo y mayo. Tampoco está claro qué ciudades visitará. Lo que sí parece, porque el propio Papa también lo mencionó, es que el viaje abarcaría a Uruguay. Nada dijo, en cambio, de una breve escala en Brasil como se especula, especulación que creció luego de que el presidente Lula lo invitó a participar en una reciente audiencia.
Ahora bien: ¿qué podría impedir la visita? En medios vaticanos se afirma que depende de su estado de salud que, tras una operación intestinal reparadora hace dos meses, viene siendo muy buena como se observó esta semana con ocasión de su visita a Portugal para presidir una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud. De buen ánimo, Francisco sólo tiene reducida la movilidad -se desplaza en silla de ruedas- por la dolencia en una rodilla.
Hay quienes dicen que puede surgir otro impedimento: que la invasión rusa a Ucrania escale y se convierta en un conflicto que involucre a otros países con los Estados Unidos y China como actores de fondo. Tremendismo aparte, en el Vaticano como en la propia Iglesia argentina se espera que la tensión baje algo luego de los comicios y permita un mejor clima político para que la visita del Papa contribuya a cerrar un poco la grieta.
Precisamente, la fuerte división política fue una situación que llevó en estos años a la secretaría de Estado vaticana a desaconsejar a Francisco venir a su país porque consideraba que todo lo que dijese o hiciese iba a ser motivo de polémica dado que una parte de la sociedad le adjudica simpatía por el peronismo en general y por el kirchnerismo en particular y, por esto, viene siendo blanco de durísimas críticas de un sector de la vida nacional.
(Fuente: TodoNoticias)