El Pato Juan fue retirado del centro de Mendoza tras una denuncia anónima. Es la mascota de una florista histórica y ya juntaron miles de firmas para que regrese a su lugar.
Crónica de una expulsión insólita: el día que el Pato Juan fue declarado persona no grata en el centro de Mendoza
Todo empezó como esas historias que uno pensaría que son un meme… pero no. Una denuncia anónima —sí, ANÓNIMA— alertó a las autoridades de la Municipalidad de Mendoza: ¡un pato suelto en plena peatonal! Pero no cualquier pato: era Juan, el fiel compañero de Margarita, una florista que lleva décadas dándole color a la Avenida San Martín.
La respuesta municipal fue rápida y fulminante: “48 horas para sacar al pato”. Sin juicio, sin derecho a réplica, sin siquiera una consulta sobre antecedentes penales. Margarita, obediente y triste, cumplió. Y así, Juan fue exiliado de su hábitat natural: el cemento peatonal.
Redes sociales al ataque (de ternura)
Lo que siguió fue digno de una telenovela con final abierto: las redes estallaron. La gente, indignada, empezó a juntar firmas. Algunos lloraron. Otros crearon memes. Y más de 7.000 personas firmaron un petitorio para que el Pato Juan vuelva al centro, donde, según los ciudadanos, hacía más bien que mal.
Pero… ¿qué hizo el pato? Según versiones no confirmadas, habría picoteado a un perro. (Aunque, entre nosotros, ¿quién no lo haría con tanto perro suelto ladrando sin parar?)
Un abogado para el pato: porque en esta vida hay que estar asesorado
A la causa se sumó el abogado penalista Alfredo Mellado, especializado en defensa animal —y, por lo visto, en patos perseguidos—. Presentó un recurso para revertir la decisión municipal y que Juan vuelva con su “mamá humana”, como se la nombra en el derecho animal. Porque sí, en el 2025 un pato puede tener mamá legal. Bienvenidos al siglo XXI.
¿Dónde está Juan ahora?
Tras su desalojo forzado, Juan no fue deportado muy lejos. Vive en casa de Margarita, en una jaula, protegido de perros, zorros y, al parecer, de funcionarios municipales. Pero extraña la peatonal, las flores, la gente, las selfies… y su libertad.
La Municipalidad se planta: «No vuelve»
Desde el Municipio dijeron que lo hacen por “el orden del espacio público” y “la tenencia responsable”. Una forma elegante de decir: «no queremos patos sueltos en el centro». Aunque hay quienes opinan que un pato caminando entre puestos y macetas suma más que resta.
Altares, fotos y flores por Juan
Mientras tanto, los fans de Juan —que ya son legión— levantaron un santuario en el kilómetro cero. Flores, carteles, dibujos y hasta velas en forma de patito de goma decoran el lugar donde Juan solía pasear libremente.
Una ciudad dividida por un pato
Mendoza hoy debate entre las normas y el cariño. Entre el reglamento municipal y un pato que se ganó el corazón de todos. ¿Volverá Juan? ¿Será recordado como un mártir? ¿O será el primero de muchos animales con causas legales y seguidores fieles?
Lo cierto es que, mientras todo se resuelve, Juan descansa en su nueva “residencia privada”, esperando que alguien, en algún despacho, firme su regreso triunfal.
