Muchos sectores industriales advierten que están quedándose sin stock. Cadenas de indumentaria deportiva, concesionarias de autos, decoración y bazares, los más afectados

 

 

 

La falta de stock de pelotitas de tenis que reveló esta semana es sólo la punta del iceberg. En las últimas semanas se multiplicaron las quejas de distintos sectores por el freno a las importaciones por parte del Gobierno.

 

 

 

El rubro deportivo está justamente entre los más afectados: las grandes cadenas están trabajando con importantes faltantes y en la mayoría de los productos (zapatillas particularmente, pero también indumentaria) están trabajando con stocks al límite: no hay reposición de lo que se vende.

 

 

Las automotrices también vienen hace ya algunos meses con problemas para importar unidades. Prácticamente es nulo el ingreso de autos de alta gama, pero además entra poco de gama media.

 

 

 

Quienes tienen autos importados ya hace tiempo que tienen problemas para reponer piezas cuando lo requieren, incluyendo neumáticos.

 

 

 

Las trabas para importar también se concentran sobre todo en productos finales, ya que el Gobierno busca afectar lo menos posible la compra de insumos para no perjudicar a la industria.

 

 

 

La falta de stock de artículos importados se hace cada vez más visible en bazares, artículos de decoración y mueblerías, que tienen cada vez más dificultades para ingresar productos y lo poco que les queda se vende a precios exorbitantes.

 

 

 

En todos estos segmentos se da una particularidad: aumenta la demanda (en muchos casos ya se superaron los niveles prepandemia), pero no hay oferta de producto para abastecerla y se pierden muchas ventas.

 

 

 

Las trabas para importar también se concentran sobre todo en productos finales, ya que el Gobierno busca afectar lo menos posible la compra de insumos para no perjudicar a la industria

Esto mismo sucede en muchos sectores, en los que directamente no hay referencia de precio. El comerciante vende a cualquier costo porque la incertidumbre sobre la posibilidad de reponer producto es total.

 

 

 

Como sucedió en el pasado, la estrategia de sustitución de importaciones avanza en cámara lenta en casi todos los rubros y no alcanza a satisfacer ni por asomo las necesidades del mercado local.

 

 

 

El Gobierno había aprovechado el fuerte ingreso de dólares de la cosecha del primer semestre para abrir más las compuertas a los importadores. De hecho, en el segundo trimestre y también en julio el nivel de importaciones rozó los USD 6.500 millones mensuales, niveles récord. Pero ahora si bien no hay aún datos oficiales todo indica que ese volumen habría caído significativamente. 

 

 

 

 

En los ocho primeros meses del año las importaciones aumentaron casi 53% y completaron USD 40.000 millones. La incógnita es si para adelante podrá mantenerse el ritmo.

 

 

 

 

Las mayores restricciones al ingreso de productos importados coinciden con un panorama cambiario más complicado. Cayó fuerte la liquidación de dólares del agro, como sucede en esta época del año y no levanta hasta diciembre. La consecuencia es que el Banco Central sufrió una importante pérdida de reservas en parte por motivo de la incertidumbre electoral. Desde fines de agosto van más de USD 1.200 millones, además de los USD 1.900 millones que se usaron para pagarle al FMI esta semana.

 

 

 

 

El Banco Central sufrió una fuerte pérdida de reservas y la brecha cambiaria se escapó por encima del 90% en septiembre. Ante este panorama, el Gobierno optó por pisar importaciones y cuidar los dólares por lo menos hasta las elecciones del 14 de noviembre

Pero no alcanza con la intervención, porque la cotización del contado con liquidación libre ya llegó a los $ 190 ante la presión dolarizadora por parte de las empresas. El BCRA está utilizando unos USD 20 millones diarios para impedir que aumente la brecha, pero esta intervención no alcanzaría para contener la suba del dólar en el mercado financiero.

 

 

 

 

Según cálculo de distintas consultoras económicas, el Banco Central tendrá que dedicar unos USD 800 millones adicionales para contener el tipo de cambio hasta las elecciones.

 

 

 

 

El dato que mira todos los días el titular del BCRA, Miguel Pesce, es el nivel de reservas líquidas, que se va evaporando entre las intervenciones en el mercado oficial, lo que se utiliza para que no se dispare la brecha y los pagos a organismos. Sin embargo, el peligro es que se llegue a fin de año prácticamente sin dólares líquidos, lo que reduciría sustancialmente la capacidad de intervención en el mercado. 

 

 

 

 

Según el economista Gabriel Rubinstein, si continúa el actual ritmo de intervención, para el momento de las elecciones el BCRA se habrá quedado sin reservas líquidas.

 

 

 

 

Por otra parte, también hay expectativa de que en diciembre con el ingreso de los dólares de la cosecha de trigo el mercado se pueda ir equilibrando y esto permita aliviar el acceso a divisas para importar. Pero antes de eso habrá que pasar la previa electoral y la reacción de los inversores al resultado del 14 de noviembre.

 

 

 

Fuente: Infobae 

 

 

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