En marzo, María Rosa Stefanic decidió vender el negocio que había estado administrando para emprender una nueva etapa en su vida. A pesar de todo, decidió quedarse algunos meses para acompañar al nuevo dueño.
Este jueves por la mañana, María Rosa Stefanic, la histórica dueña del hotel Dubrovnik, fue hallada sin vida entre los escombros. Junto a ella también encontraron su perrito, su eterno compañero, que fue entregado a los familiares.
En una conferencia de prensa, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, confirmó la información.
Cuando «Rosita», conocida así por sus amigos, vendió el complejo hotelero en marzo de este año, se despidió de una manera muy emotiva. Durante una cena con sus seres queridos, un video capturó las últimas palabras que dedicó al hotel.
“Estoy muy orgullosa, muy orgullosa. En las buenas y en las malas, siempre”, dijo Stefanic al comenzar su discurso en la cabecera de la larga mesa del hotel que había sido su hogar durante mucho tiempo
En ese instante, uno de sus compañeros y amigos la interrumpió para expresarle su gratitud por los años que había trabajado con ella; “Hemos pasado gran parte de mi vida juntos, te lo agradezco”. Dijo antes que «Rosita continuará con sus palabras.
La antigua propietaria del hotel se dirigió a los futuros dueños diciendo: “Ahora quedan los chicos, tienen que volar. Hasta acá llegué, pero siempre van a tener mi apoyo, cualquier cosa que precisen van a tener. Siempre buenos consejos para que se puedan desenvolver en la vida”.
“En la vida nada es fácil, todo cuesta, mucho sacrificio. Tienen que ser responsables y así van a seguir adelante, todo cuesta, nada es fácil”, concluyó Rosita entre lágrimas y ovaciones de los presentes en la cena de despedida.
“Rosita” buscaba vender el hotel desde hace aproximadamente tres años y logró su meta en marzo de este año. “Enviudó y estaba cansada”, contó Jorge Cocco, director de la Asociación de Hoteles, Confiterías, Restaurantes y Fines de Villa Gesell, al canal Todo Noticias (TN)
El Dubrovnik fue adquirido por un empresario del sector del transporte. En los últimos días, el reciente dueño había estado supervisando las instalaciones y las obras en curso para la próxima temporada.
«Rosita» buscaba un cambio de ambiente y ya había comprado un terreno en Madariaga, ubicado a 50 kilómetros de Gesell. A pesar de ello, se comprometió a pasar el verano completo en el hotel que se vino abajo, para asistir al nuevo propietario y colaborar en la gestión del personal.
“Al haberlo vendido, me presentó al nuevo dueño. Con él hablamos del verano y de cosas relacionadas al hotel. En la charla me dijo que estaba poniéndolo a punto”, explicó Cocco, y añadió: “Estaba haciendo un ascensor para subir desde la cochera al lobby y de ahí a la conserjería. El ascensor no fue el motivo del derrumbe por la forma en la que cayó el edificio”.
De la misma manera, cree que la causa del derrumbe podría estar relacionada con alguna actividad que llevaron a cabo en la cochera; “Tocaron columnas básicas y eso debilitó el edificio”.
“Era un hotel de los más importantes que tiene Villa Gesell. Ella estaba desde que se empezó a construir, es una mujer querida”, aseguró Cocco.