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El presidente Javier Milei denunció una “red de espionaje ilegal” y acusó de “espías” a periodistas que difundieron audios de funcionarios. Patricia Bullrich y Martín Menem respaldaron sus dichos.

 

 

 

El Gobierno nacional subió la apuesta política en medio del escándalo por la filtración de audios. El presidente Javier Milei, fiel a su estilo confrontativo, eligió apuntar directo contra los medios que publicaron las grabaciones: los acusó de ser parte de una “red de espionaje ilegal” y los tildó de “espías”.

Por medio de su cuenta de X, Milei disparó sin filtros:

“A cada paso sigue quedando en claro la red de espionaje ilegal de la que un grupo de periodistas ha sido parte.
Estos espías que se disfrazan de ‘periodistas’ quieren desviar la atención del tema real.
No están por encima de la ley. Se creen impunes y no lo son.
Fin.”

El mensaje presidencial dejó en claro que no se trata de un exabrupto aislado sino de una línea discursiva que busca instalar que detrás de la difusión de los audios hay un entramado ilegal que compromete a sectores de la prensa.

A la embestida se sumó la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien en su cuenta de X aseguró que los audios de Karina Milei “fueron grabados en la Cámara de Diputados”. De esa manera, la funcionaria reforzó la acusación sobre maniobras de espionaje contra el entorno presidencial.

La funcionaria, además, coincidió con el comunicado que minutos antes había emitido el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, alineando a toda la estructura oficialista detrás del mismo mensaje: instalar la idea de que lo ocurrido no es un simple caso de filtraciones, sino la punta de un iceberg de inteligencia ilegal contra el Gobierno.