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Tras la derrota en Buenos Aires, Javier Milei intenta acercarse a los gobernadores. Sin embargo, los mandatarios provinciales postergan un encuentro amplio hasta después de las elecciones legislativas del 26 de octubre.

 

 

 

La relación entre Javier Milei y los gobernadores atraviesa un momento clave. Tras la derrota del oficialismo en las elecciones bonaerenses, la Casa Rosada intenta recomponer vínculos, aunque los mandatarios provinciales coinciden en que cualquier reunión amplia deberá esperar hasta después del 26 de octubre.

 

 

 

Desde el inicio de la gestión libertaria, el vínculo fue tenso: el fuerte ajuste fiscal, la eliminación de fondos compensadores y el recorte de transferencias marcaron el tono de la relación. Frente a este escenario, los gobernadores comenzaron a coordinarse y a mostrar peso propio en el Congreso, donde dieron batalla contra varias iniciativas oficiales.

 

 

 

El presidente estadounidense, Donald Trump, incluso pidió a Milei que logre un acuerdo con los gobernadores como parte de las negociaciones por ayuda financiera a la Argentina. En ese marco, este lunes se reactivará el Consejo de Mayo en la Casa Rosada, con la presencia de Alfredo Cornejo en representación de las provincias, acompañado por Rogelio Frigerio y Leandro Zdero.

 

 

 

En paralelo, los mandatarios del bloque Provincias Unidas se concentrarán en la campaña y mostrarán fuerza en un acto en Puerto Madryn, organizado por Ignacio “Nacho” Torres (Chubut), con la presencia de Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Martín Llaryora (Córdoba). La señal es clara: independencia frente al Gobierno nacional y consolidación como bloque de peso legislativo.

 

 

 

 

Durante el Foro Iberoamericano de Garantías en Bariloche, gobernadores como Sergio Ziliotto, Gustavo Sáenz y Alberto Weretilneck coincidieron en que el diálogo con Nación no está cerrado, pero remarcaron que la campaña y el clima político hacen imposible un acuerdo inmediato.

 

 

 

 

El escenario es evidente: Milei necesita respaldo territorial para avanzar con su agenda, mientras que los gobernadores requieren recursos nacionales para sostener sus gestiones.

 

 

 

 

La verdadera negociación, según admiten en todos los despachos, comenzará después de las elecciones, cuando el mapa legislativo quede definido y la urgencia por garantizar gobernabilidad se vuelva ineludible.