Octubre cerró con cifras alarmantes de conductores alcoholizados y una tragedia que dejó nueve muertos en Misiones. Crece la crítica por la falta de controles.
Octubre cerrará como uno de los meses más trágicos y preocupantes del año en materia vial en Misiones. En apenas cuatro semanas, una sucesión de siniestros protagonizados por conductores alcoholizados dejó un saldo devastador: desde simples choques con daños materiales hasta una de las peores tragedias en ruta de los últimos tiempos.
Una seguidilla de casos que alarman
El 3 de octubre, en San Vicente, un hombre de 34 años fue detenido mientras zigzagueaba por la calle: el test de alcoholemia arrojó 1,92 g/l.
Días después, un camionero de 51 años fue sorprendido en Hipólito Yrigoyen, manejando ebrio de madrugada sobre la Ruta Nacional 12.
En Posadas, una pareja joven terminó incrustada contra el muro del Ejército: ambos estaban alcoholizados y, además, llevaban marihuana en una mochila.
En Santo Pipó y San Javier, la Policía interceptó a un automovilista y a un motociclista que conducían bajo los efectos del alcohol.
Mientras tanto, en San Ignacio, otro conductor fue detenido con 2,38 g/l de alcohol, sin casco, sin espejos, con la VTV vencida y en evidente estado de ebriedad.
En Leandro N. Alem, los efectivos hallaron a un hombre dormido dentro de su auto. Se negó a soplar la pipeta, bajó y trató de huir corriendo, pero fue alcanzado a los pocos metros.
La tragedia que marcó el mes
El fin de semana del 26 y 27 de octubre fue el punto más oscuro.
En Campo Viera, sobre la Ruta Nacional 14, Jordan Rafael Gonzalo Ortiz, de 26 años, chocó de frente contra un colectivo al invadir el carril contrario.
El resultado fue nueve muertos y casi treinta heridos. Ortiz, un verdadero asesino al volante, tenía 3,6 g/l de alcohol en sangre, tenia un coma alcohólico.
Horas después, otro siniestro en la Ruta 1, kilómetro 9 de San José, involucró a un conductor de 48 años que perdió el control de su Volkswagen Gol. También estaba borracho: 2,69 g/l.
Y el martes 28, en Jardín América, Héctor J. (29) despistó con su camioneta en la Ruta 12, camino a El Alcázar, también bajo los efectos del alcohol.
⚠️ Más radares, menos controles
Paradójicamente, mientras se multiplican los radares para sancionar excesos de velocidad, no se observa un incremento proporcional en los controles de alcoholemia.
“No hay campañas, ni operativos preventivos, ni monitoreos eficientes”, señalan algunas voces que critican el sistema de control que evidentemente no funciona en materia de prevención.
El caso de Campo Viera expuso las graves falencias del sistema: Ortiz viajó más de 80 kilómetros borracho, desde San Vicente hasta pasando Campo Viera, atravesó cuatro localidades a más de 180 km/h, y nadie lo detuvo.
¿Dónde estaban los controles? ¿Qué pasó con las centrales de monitoreo y los puestos de seguridad vial?
Recaudación vs prevención
El debate vuelve a encenderse: mientras los radares generan ingresos por multas, la prevención parece ausente.
Las tragedias de este mes dejan en evidencia una realidad que no se puede seguir ignorando: el alcohol al volante sigue matando, y sin controles ni políticas efectivas, octubre podría ser solo el anticipo de un cierre de año aún más doloroso.






