Vecinos de la comuna esperaron ansiosos el retorno de la embarcación sobre el río Uruguay hacia el reencuentro tras casi dos años. Destacaron la hermandad con Porto Xavier.
Después de 686 días de permanecer cerrados, Misiones avanzó ayer con la reapertura de cinco pasos fronterizos que conectan con Brasil.
Puntualmente, el regreso de los cruces se dio en San Javier-Porto Xavier, Alba Posse-Porto Mauá, El Soberbio-Porto Soberbo, San Antonio-Santo Antonio y Pepirí Guazú (San Pedro) con San Miguel do Oeste, con la habilitación como corredores seguros.
Fue una jornada esperada por mucho de los vecinos, quienes ansiaban la apertura para cruzar de un lado al otro de la frontera y reencontrarse así con familiares y amigos que por diferentes motivos quedaron en Argentina o en Brasil cuando la pandemia irrumpió en todo el globo y los gobiernos aplicaron medidas restrictivas, entre ellas el cierre de las fronteras, para frenar el avance de la enfermedad.
Un denominador común que primó en los nuevos corredores seguros que quedaron abiertos nuevamente fue la emoción. Abrazos que volvieron, expectativas de volver a ver a madres, padres, primos, amigos con quienes sólo mantuvieron comunicación virtual.
Cada paso tuvo durante la jornada de ayer diferentes características que marcaron la reapertura. En el caso de Paso Internacional de la Barca, pasadas las 9 arrancaron los motores de la balsa que transportó a los primeros argentinos que traspasaron hacia Porto Xavier para el reencuentro con familiares y, a los pocos minutos, se produjo el ingreso de los primeros brasileños que pasaron al país con fines turísticos.
Fue uno de los cruces que más aceitado tenía los protocolos y preparativos para la jornada, a la que consideraron histórica.
En Alba Posse se observaron extensas filas para pasar a Porto Mauá, con el objetivo de viajar a las playas del Brasil por parte de los pasajeros. Desde el vecino país, muchos cruzaron para efectuar compras en la comuna y en Oberá (ver página 13).
El operativo arrancó en tiempo y forma, sin sobresaltos. En El Soberbio, en tanto, la apertura se produjo con demoras, ya que recién a media mañana de ayer Prefectura autorizó el paso sobre el río Uruguay.
Una situación distinta se observó en San Antonio y San Pedro. Si bien los corredores seguros quedaron habilitados desde ayer, sólo se dispuso que el movimiento de vehículos y personas sea para Tránsito Vecinal Fronterizo (TVF).
El motivo: en los centros de frontera del lado brasileño no había personal de Migraciones del Brasil para trabajar en los cruces, por lo que se espera que en los próximos días haya una notificación del gobierno del presidente Jair Bolsonaro para el traspaso con fines turísticos hacia las playas.
En ambos casos, los alcaldes apuraron las gestiones ante Cancillería para promover el tráfico en esa zona (ver página 12).
De esta manera, Misiones sumó más fronteras a las ya habilitadas entre Posadas-Encarnación (Paraguay), Puerto Iguazú-Foz de Iguazú y Bernardo de Irigoyen-Dionisio Cerqueira (ambos con Brasil) y avanzar así en una paulatina recuperación del movimiento internacional con la tierra colorada.
Sin embargo, aún falta el regreso de los cruces sobre el viaducto Comandante Andresito y los pasos sobre el río Paraná que conectan con Eldorado y con Puerto Rico.
El día más esperado para los vecinos de San Javier llegó. Las balsas volvieron a arrancar los motores para transportar pasajeros y autos particulares después de tanto tiempo.
Los primeros viajeros arribaron poco antes de las 9 para realizar los trámites migratorios y esperar la puesta en marcha de la balsa.
Allí, unas quince personas y catorce vehículos, todos argentinos, fueron los primeros en pasar la frontera desde San Javier a Porto Javier. En todos ellos se coincidió en algo: la emoción en los rostros de poder pasar el río Uruguay.
El día tan esperado llegó
A las 9.19, la balsa ‘tiburón’ arrancó el motor. Inmediatamente, los pasajeros y los autos subieron a él para ponerse a punto para el pase.
A las 9.23, se emprendió el cruce hacia el puerto de Porto Xavier, que demandó cinco minutos en llegar a la otra orilla.
En simultáneo, la balsa ‘señuelo’ hizo el camino inverso y llegó al suelo argentino con un camión que transportaba alimentos.