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Dos niños de Oberá fueron buscados intensamente tras no regresar de pescar. Horas después, aparecieron sanos y salvos: estaban en casa de un amigo.

 

 

 

Oberá vivió horas de angustia y movilización durante la madrugada de este domingo, cuando dos niños —Agustín, de 8 años, y Emanuel, de 12— salieron a pescar y no regresaron a sus hogares. Lo que comenzó como una tarde de juegos terminó convirtiéndose en una intensa búsqueda policial que mantuvo en vilo a todo un barrio.

 

 

 

 

 

Los pequeños, vecinos del barrio Copisa, habían salido por la mañana con cañas y una mochila rumbo al arroyo cercano. Pero al caer la noche, sus padres, Marlene R. (31) y Anselmo G. (51), notaron su ausencia y dieron aviso inmediato a la Comisaría Tercera de la Unidad Regional II.

 

 

 

 

 

El temor creció con las horas. La Policía de Misiones activó un operativo de búsqueda que se extendió durante casi seis horas, con efectivos recorriendo zonas de monte, orillas del arroyo y caminos rurales. Equipos de diferentes divisiones y grupos especiales trabajaron a pie, con linternas, entre la vegetación espesa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El rastrillaje cubrió un perímetro de más de cinco kilómetros, abarcando chacras y senderos aledaños al cauce del arroyo. Cada minuto contaba y el cansancio se mezclaba con la ansiedad de los padres y vecinos que se habían sumado a la búsqueda.

 

 

 

 

 

Sin embargo, el desenlace fue tan inesperado como aliviador. Cerca de las 3 de la madrugada, la madre de uno de los chicos llamó a la Policía: los niños habían regresado a sus casas, sanos, salvos y algo sorprendidos por el revuelo.

 

 

 

 

 

El motivo de su “desaparición” resultó tan simple como insólito: se habían quedado a dormir en la casa de un amigo sin avisar a nadie. Ninguna señal, ningún mensaje, solo el silencio de dos aventureros que no imaginaron el caos que desatarían.