La actualización del mínimo implementada desde junio quedó corta ante la escalada de precios que derivó en mayores aumentos salariales. La Casa Rosada afina los números para determinar qué salarios quedarán exentos desde septiembre.

A dos meses de la vigencia del nuevo piso del impuesto a las Ganancias, de $150.000 brutos mensuales para trabajadores en relación de dependencia, jubilados y pensionados, el Gobierno ya afina los cálculos para realizar una nueva actualización de ese mínimoa partir de septiembre próximo.

 

La decisión de avanzar en una nueva actualización del piso de Ganancias está tomada, aunque resta definir el número final.

 

Voceros oficiales consultados indican que se espera de que se terminen de cerrar los últimos acuerdos salariales en gremios grandes, como Comercio, así como la rediscusión para los estatales -que tiene fecha para el 19 de agosto- para comunicar el nuevo mínimo.

 

 

Esparte de la promesa oficial de que los salarios le ganen a los precios y apuntalen la reactivación del consumo, que cayó más de 7% en los primeros siete meses del año, junto a medidas como el financiamiento de compras a través del plan Ahora 12, que permitirá adquirir productos en hasta 30 cuotas fijas. Se dará, además, en la previa a las elecciones legislativas, que tendrán las primarias el mes próximo y la definición en noviembre.

 

 

 

El objetivo apunta a que el “alivio” en los salarios del millón de los trabajadores que significó la última reforma, que algunos todavía no vieron por completo, no se esfume ante los nuevos aumentos pactados por la reapertura de las paritarias de los últimos meses.

 

 

Con los porcentajes de subas salariales actualizados, se sabrá cuánto se elevará el piso de Ganancias, indicaron las fuentes consultadas. “Se estaría implementando en septiembre, hay que esperar algunas semanas”, comentaron.

 

 

En los estudios contables y tributarios, estiman que el nuevo mínimo debería estar en al menos $175.000 brutos (unos $140.000 en mano), para compensar el efecto de la inflación y subas de sueldos.

 

El cálculo surge de aplicar la variación que acumularon en estos meses las remuneraciones promedio del sector registrado, que mide el Ripte (el indicador que se utiliza para actualizar las escalas de Ganancias y Monotributo todos los años).

 

 

Los acuerdos paritarios empezaron a cerrar en junio por encima del 40%, al ritmo de la alta inflación, por lo que los cambios en Ganancias, aprobados en abril por el Congreso, quedaron desfasados en menos de dos meses desde su puesta en marcha.

 

 

A fines de junio, en medio de la rediscusión salarial, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, adelantó que para el mes de las PASO habría una nueva actualización del mínimo no imponible y de las deducciones especiales para la escala salarial siguiente (que hoy va de $150.001 a $175.000), a fin de atenuar el peso de Ganancias sobre el bolsillo.

 

 

Cuando en marzo se definió elevar el piso -que lo duplicó para el caso de los trabajadores solteros y sin hijos-, las paritarias se estaban moviendo en línea con la proyección anual de inflación (29%).

 

 

Esa meta quedó sepultada rápidamente y en junio -cuando la inflación semestral superó el 25%- las discusiones salariales escalaron por encima del 40% y con algunos cercanos al 50%, en línea con las previsiones del costo de vida anual de los analistas.

 

 

El nuevo piso de Ganancias se definirá por decreto, dado que la nueva ley de Ganancias “faculta al Poder Ejecutivo Nacional a incrementar, durante el año fiscal 2021, los montos previstos”.

 

 

El mínimo que quedó más que corto y otras distorsiones

 

 

La segunda actualización del año del piso para pagar Ganancias llegará en momentos en que muchos de los trabajadores, en teoría beneficiados por los cambios vigentes, aún no lo sintieron en los bolsillos o no recibieron parte de la devolución de lo retenido en el primer semestre.

 

 

El piso de $150.000 comenzó a regir en junio y exceptuó al medio aguinaldo del cálculo para pagar Ganancias. Además se estableció que las empresas -como agentes de retención- debían hacer el reintegro por lo descontado entre enero y mayo en cinco cuotas, iguales y consecutivas entre julio y noviembre.

 

 

Pero como la reglamentación se demoró varias empresas, entre grandes, medianas y pequeñas, no pudieron adecuar los sistemas de facturación a los cambios tanto para los sueldos pagados en julio como los que se comenzaron a percibir en estos días.

 

 

Eso hace que, por ejemplo, si bien ya se aplicó el piso de $150.000 brutos y esos trabajadores no pagan Ganancias, en algunos casos quienes superaron en algún mes -por un ingreso extra puntual- esa cifra por escaso margen (hasta $175.000) tengan mayores descuentos mensuales que los que surgieron en la reforma.

 

 

Esas situaciones generan sorpresa y disgusto entre los empleados por una retención salarial “sin causa”.

 

 

“Muchos empleadores no pudieron aun actualizar sus sistemas, pero seguramente lo harán a la brevedad, con lo que se pueden aplicar los cambios en el transcurso del mes o bien con la liquidación siguiente, pero lo van a hacer”, explicó el tributarista Guillermo Posch a una consulta de este medio.

 

 

(Fuente: TodoNoticias)

Por Revista Enterate

Panel principal de periodista de Revista Enterate

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