El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) autorizó la exportación de todos los cortes de carne vacuna, tanto frescos como refrigerados, a partir de este lunes, lo que marca el aparente fin de una era de restricción «K»
A partir del primer día hábil del año, cae el Decreto 911/21, la norma kirchneristas creada por el gobierno de Alberto Fernández, por el cual se prohíbe la exportación de cortes como; asado, vacío, falda, matambre, tapa de asado, nalga y paleta, conocidos como «cortes populares».
Tampoco habrá diferenciación de exportación para vacas y toros de categoría D y E (conocidos coloquialmente como “vacas chinas”), animales que nunca se consumen en el país y forman parte del paladar gastronómico de los consumidores asiáticos.
Además, se pueden enviar al extranjero reses enteras, medias reses, cuartos delanteros con hueso, cuarto trasero con hueso, medias reses incompletas con hueso y cuartos delanteros completos con hueso.
El Decreto N° 911 había entrado en vigencia en enero de 2022, y tenía vencimiento el 31 de diciembre de 2023. La prohibición de dos años se había vuelto cada vez más estricta por el sistema del peronismo de ahogar la economía, sobre todo las exportaciones.
Con la expiración de esta norma, el SENASA dispuso actualizar procedimientos para permitir la exportación de todo tipo de cortes de carne vacuna. Las autoridades fitosanitarias también están trabajando para adaptar a la nueva situación sus servicios de control veterinario y sus sistemas informáticos, en particular el sistema de certificación de exportaciones que entra en vigor a partir de hoy.
El aumento en el precio de la carne siempre fue un problema para los sucesivos gobiernos peronistas y kirchneristas a lo largo de la historia y la presidencia de Alberto Fernández no fue la excepción, ya que recurrió a una habitual herramienta: restringir o prohibir las exportaciones de diferentes cortes para tratar de contener o hacer retroceder los valores al público y, así decían, cuidar la “mesa de los argentinos”.
Así, tras una importante suba en los precios, la administración kirchnerista cerró la exportación de carne vacuna en mayo de 2021 y luego procedió a poner en marcha un sistema de cuotificación y prohibición para exportar determinados cortes hasta el final de su mandato, medida que fue totalmente criticada y rechazada por el sector.
Asimismo, en 2021 Matías Kulfas, por entonces ministro de Desarrollo Productivo, informó que sólo se permitía exportar un volumen de hasta el 50 por ciento del promedio de exportaciones de 2020.
Estas limitaciones no alcanzaban a las cuotas arancelarias, es decir la Hilton, la 481 o el envío a Estados Unidos, ni tampoco frenaba los envíos bajo el protocolo kosher enviado a Israel. Así durante meses se logró promover ventas que rondaban unos 150 millones de dólares mensuales, sin embargo, un mercado externo por otros 100 millones se vieron afectados.
Antes de toda restricción, la exportación de carne vacuna durante el 2020 fue de un millón de toneladas, cifra que exhibió allí un crecimiento interanual del 10%. Esto representaba un negocio de unos USD 3.126 millones y el 8% de las ventas al exterior que realizaba el sector agroindustrial. Allí Argentina producía unos 3,2 millones de toneladas de carne bovina, y casi un número similar de carne de pollo y cerdo.