¿Qué es? 

El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que puede afectar a personas de todas las edades, aunque es más frecuentes en los niños y en personas que tienen antecedentes personales o familiares de alergia.

 

 

Sus síntomas incluyen sensación de pecho cerrado u oprimido, dificultad respiratoria (disnea), tos o silbidos (sibilancias) en el pecho. Los síntomas son variables, cambian de un momento al otro. Esta variabilidad es característica del asma.

 

 

Como toda enfermedad crónica, se controla, pero no se cura, sin embargo, quienes la presentan pueden llevar una vida normal si aprenden a controlarla. 

 

 

¿Cuáles son las causas?

En las personas con asma, los bronquios se inflaman, aumentando el grosor de sus paredes, se estrechan y aumentan la producción de moco. Esto se produce por una respuesta exagerada a ciertas sustancias o situaciones que llamamos “factores desencadenantes”.

 

 

¿Cuáles son los factores desencadenantes?
Infecciones respiratorias virales
Humo del tabaco
Exposición a irritantes ambientales (humos de cocina, material de limpieza, pinturas, etc.)

 

Cambios climáticos
Ejercicio
Estrés emocional
Sustancias que desencadenan procesos alérgicos, llamados alérgenos: polvo, polen, pelos de animales, ciertos alimentos, colorantes, aditivos, etc.

 

Algunos medicamentos como la aspirina
Factores hormonales (menstruación, embarazo)
Reflujo gastroesofágico
Estos factores pueden variar de persona a persona y en la misma persona en distintos momentos. Es importante que cada uno identifique cuales son los factores que empeoran su asma e intente evitarlos.

 

 

¿Cómo se hace el diagnóstico?

El diagnóstico de asma se basa en la presencia de los síntomas mencionados, más pruebas de función pulmonar como la espirometría.

 

 

La espirometría es una prueba no invasiva que mide la capacidad pulmonar mediante el volumen de aire que se espira. Se puede comprobar si existe obstrucción de los bronquios, así como su intensidad.

 

 

También se puede medir la variabilidad del flujo máximo, mediante un pico flujo (aparato portátil) que permite constatar la capacidad pulmonar de la persona y estudiar las variaciones.

 

 

¿Cuáles son sus principales complicaciones?

El asma mal controlada da lugar al desarrollo de crisis asmáticas que, en ocasiones requieren internación e incluso pueden comprometer la vida de la persona.

 

 

¿Cómo se realiza el tratamiento?

Tratamiento preventivo: Incluye las medidas preventivas y los medicamentos de uso diario si están indicados.

 

 

Tratamiento de rescate: Es la medicación indicada cuando los síntomas empeoran.

 

 

Para un buen manejo del asma, es importante:

Si fuma, dejar de fumar.
Conocer los factores desencadenantes.
Conocer los síntomas y cómo controlarlos.

 

El uso correcto de los inhaladores para el tratamiento.
Recibir las vacunas para la gripe y neumonía.

 

Reconocer cuándo consultar por guardia evita complicaciones.
¿Cómo se realiza el seguimiento?
Es conveniente realizar consultas periódicas al centro de salud para evaluar el nivel de control del asma, un examen físico detallado y una espirometría cuando sea necesaria. 

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