“No merece el título de padre. Oscar es suboficial del Ejército Argentino, está preparado para matar y es una persona violenta e impulsiva que abusó de mí y de mi hermana muchas veces. Nos manipuló y amenazó durante toda nuestra niñez y adolescencia. Ahora no sabemos dónde está, sigue libre y vivimos aterrorizadas”.

Así, con la angustia a flor de piel, una joven de 23 años reclamó celeridad judicial en el marco de las denuncias por abuso sexual radicadas en agosto pasado por ella y su hermana de 16 contra su propio progenitor.

El sospechoso fue identificado como Oscar Alberto S. (48), suboficial principal del Ejército Argentino con prestación de servicio en la Compañía de Cazadores de Monte 18, con base en la localidad de Bernardo de Irigoyen. 

Ambos expedientes se tramitan en el Juzgado de Instrucción Dos de la ciudad de Eldorado y, según las propias víctimas, hasta el momento no hubo avances significativos, al punto que la hermana más chica ni siquiera declaró en Cámara Gesell, considerada una prueba clave en casos contra la integridad sexual de menores. 

En diálogo con El Territorio desde Capital Federal, donde reside, la mayor reconoció que decidió exponer su historia “como un grito de auxilio, ya que para la justicia nuestro caso no es una prioridad porque está caratulado como abuso simple, como si por eso las víctimas sufren menos o el degenerado abusador no es tan degenerado ni tan abusador. Además sigue suelto y tememos que tome represalias”.

La joven precisó que en su caso los abusos comenzaron a los 5 o 6 años y se extendieron hasta los 16, cuando se alejó de la casa paterna por razones de estudio.

Dormía con una navaja
Como suele ocurrir con integrantes de las fuerzas de seguridad, con el correr de los años la familia se mudó varias veces por razones de servicio del progenitor. 

Al respecto, la entrevistada precisó que nació en Monte Caseros, Corrientes; luego se mudaron a Apóstoles y finalmente a Bernardo de Irigoyen, Misiones. Y en cada una de estas ciudades su padre la violó, aseguró. 

“Los hechos ocurrían cuando no había nadie en la casa o por las noches, cuando todos dormían. Siempre fue en el mismo hogar, bajo el mismo techo en el que vivíamos. Los detalles están en mí denuncia, pero según la justicia es abuso simple”, cuestionó. 

Con relación a la denuncia de su hermana, indicó que los abusos se registraron desde los 13 a los 16, es decir hasta este año, cuando radicaron la correspondiente denuncia.

“Si podía lo hacía todos los días. Aparte de eso era violento físicamente, le agarraba del cuello o de los brazos. Le dejaba moretones que ella se tapaba para que mi mamá no se diera cuenta, porque él la amenazaba”, detalló. 

Y agregó: “Con los años fue aumentando la violencia, al punto que mi hermana dormía con una navaja abajo de su almohada. Es terrible lo que padeció mi hermana, ya que además del abuso sexual padeció muchísima violencia física”. 

Tras dos años de terapia, en julio de este año la mayor de las hermanas logró contarle a su mamá sus padecimientos, al tiempo que la progenitora avizoró que su otra hija también podría haber sufrido lo mismo. 

“Mi mamá me pidió que hablara con mi hermana, quien luego me contó lo que le hacía nuestro progenitor. La verdad nunca imaginé que había padecido el mismo infierno que yo. El 7 de agosto mi mamá hizo la denuncia y se mudaron por razones de seguridad, ya que vivían en la misma casa que el agresor”, detalló. 

“La causa está frenada”
Con asesoramiento del Ministerio de Mujeres Genero y Diversidad, el 13 de agosto pasado la mayor de las hermanas radicó una denuncia en Capital Federal, pero semanas más tarde la jueza interviniente se declaró incompetente por jurisdicción y remitió el expediente al Juzgado de Instrucción Dos de Eldorado, donde también se tramita la causa de la menor.

“La denuncia de mi hermana se radicó en la Comisaría de la Mujer de Bernardo de Irigoyen. En ese momento la abogada de mi mamá decidió llamar al jefe del Ejército donde trabaja Oscar (su progenitor), y ese día el jefe llevó a mi mamá y mi hermana a pasar la noche en su casa. Al otro día las acompañó a la casa de mi mamá, cargaron lo necesario en el auto y se fueron a la casa de mi abuela materna, en Aristóbulo del Valle”, precisó la joven.

Iniciado el proceso judicial, cuestionó que “nunca le dieron la prisión preventiva al acusado ni llamaron a mi hermana a Cámara Gesell. Tampoco aseguraron protección para mi hermana y mi mamá, que siguen viviendo en Misiones. Con la excusa la pandemia la causa está frenada, pero el juzgado nunca dejó de operar por cuarentena”.

En tanto, alertó que su progenitor no se presentó a las citaciones, se siguen aplazando fechas y ni siquiera saben adónde se encuentra actualmente el acusado. 

“A siete años del último abuso y de casi dos de tratamiento psicológico, decidí contar todo lo que viví. Viví toda mi vida con miedo y ahora, que tomé valor para sacar esto a luz, sigo teniendo miedo porque el sistema judicial no nos apoya. Me aterra saber que Oscar está suelto y que mi hermana y yo podríamos no ser las únicas víctimas de este abusador. No queremos ser un número del montón ni una estadística más. Pido sólo lo que merecemos por derecho, que se haga justicia”, insistió.

Vivir con miedo

En diálogo con este matutino, la mayor de las hermanas subrayó el carácter agresivo del acusado y mencionó que su madre fue víctima de violencia doméstica. 

Asimismo, alertó que la Justicia no supo precisar la residencia actual ni el destino laboral del militar, lo que no hace más que sembrar temor en las damnificadas. 

“No sabemos nada de Oscar. Al no presentarse a las citaciones, desde fiscalía dijeron que no saben si está en Bernardo de Irigoyen, donde creemos que debería estar, y desde ahí no nos dan más respuestas”, indicó.

En tanto, su madre y hermana tampoco disponen de botón antipánico porque no habría stock para el interior de la provincia. 

“La única medida fue la prohibición de acercamiento, pero Oscar ya violó una vez la perimetral y le mandó un mensaje por el día de la madre a mí mamá. Estamos con miedo porque no sabemos qué puede llegar a hacer. Hace un mes fue un mensaje, pero ahora se viene la feria de judicial de verano y nuestro temor es que sigan demorando todo el proceso”, explicó.

En este contexto, la joven mencionó que su mamá y su hermana pretenden mudarse a otro lugar de la provincia y mantener en secreto su nuevo domicilio por temor a represalias. 

Asimismo, señaló que allegados a la familia le comentaron que el sospechoso continuaría prestando servicio en la Compañía de Cazadores de Monte 18 de Bernardo de Irigoyen.

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