Con el objetivo de afianzar la sustentabilidad de la actividad yerbatera, el Directorio del INYM aprobó este jueves un mecanismo para garantizar la distribución y el equilibrio en las futuras plantaciones de yerba mate.

 

 

Estableciendo que cada Productor inscripto en el Registro de Operadores podrá incorporar un máximo cinco hectáreas de nuevas plantaciones por año.

 

 

También determinó que se podrá implantar anualmente hasta el 2% de las superficies de yerbales ya existentes y declarados ante el INYM. Y se permitirá la reposición de plantas secas o muertas dentro de un lote ya declarado, sin alterar la densidad original de la plantación.

 

 

“Pretendemos que nadie quede afuera y que el incremento en el potencial productivo se distribuya entre todos los productores.

 

 

Cada uno de ellos va a poder plantar cinco hectáreas por año; tanto un pequeño productor como uno más grande”, subrayó el presidente del INYM, Juan José Szychowski, para luego agregar que “la medida adoptada persigue una finalidad altamente social y responde a un pedido explícitamente formulado por las entidades de la producción”.

 

 

El pedido al que hizo referencia el presidente del INYM fue presentado el 15 de junio pasado.

 

 

Por medio de una nota los productores manifestaron su preocupación por la aparición de nuevos operadores que, con fuerte respaldo de capital, comenzaron a incursionar en la producción yerbatera.

 

 

“Grandes grupos económicos, muchos sin ninguna relación con la actividad, han comprado y plantado grandes extensiones de yerba mate, desvirtuando el sentido social que ha tenido nuestra actividad madre desde siempre”, aseguraron las entidades firmantes.

 

 

Cabe destacar que esta medida del INYM no afectará los volúmenes de la yerba mate elaborada; sino que, por el contrario, garantizará la provisión del consumo tanto en el mercado nacional como en las exportaciones.

 

 

 

En su parte argumentativa, la resolución recuerda que la organización productiva de la yerba mate se encuentra fuertemente vinculada al arraigo territorial de miles de pequeños productores, funcionando como “cultivo poblador” de esta parte del país.

 

 

Tal es así que el plan de colonización agrícola promovido por el Estado Nacional a partir de 1926 ponía como condición “plantar yerba mate” para el otorgamiento de tierras y créditos destinados a la producción.

 

 

Los registros reflejan que sobre 9.983 productores, 6.471 entregan hasta 60.000 kilos de hoja verde por año; es decir son pequeños productores. “Lo que buscamos es consolidar el arraigo de estos agricultores en sus chacras y una distribución equitativa de la riqueza que se genera en la actividad yerbatera”, explicó Szychowski.

 

 

 

Para llevar adelante la distribución de las nuevas plantaciones, el INYM dispuso un esquema de control en terreno y penalizaciones con el cual garantizará el cumplimiento de la norma.

 

 

Pero más allá de los aspectos operativos, el espíritu de la resolución tomada por el Directorio puede resumirse en uno de los párrafos de sus considerandos, donde recuerda que “los antecedentes históricos demuestran que hubo una mayor convergencia económica, social y ecológica, cuando en la regulación se defendió la cultura agraria de los pequeños productores, atendiendo a variables esenciales como la esperanza de vida, la educación o el ingreso per cápita”.

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