El síndrome de las piernas inquietas (SPI) es un trastorno neurológico que se caracteriza por la necesidad irresistible de mover las piernas, generalmente acompañada de sensaciones desagradables en ellas.
Estas sensaciones suelen describirse como hormigueo, picazón, quemazón o una sensación de «gusanos» que se mueven en las piernas.
El SPI suele empeorar durante períodos de descanso o inactividad, como al estar sentado o acostado, y mejora temporalmente con el movimiento de las piernas. Por lo tanto, puede interferir con el sueño y causar dificultades para conciliar o mantener el sueño, lo que a su vez puede provocar fatiga y somnolencia durante el día.
Las causas exactas del SPI no se conocen con certeza, pero se cree que hay una combinación de factores genéticos y ambientales.
Algunas condiciones médicas, como la insuficiencia renal, la diabetes y la deficiencia de hierro, así como ciertos medicamentos, pueden empeorar los síntomas del SPI.
¿Cuándo se descubre esta condición?
El síndrome de las piernas inquietas (SPI) fue descrito por primera vez en la literatura médica en la década de 1940. El médico sueco Karl-Axel Ekbom fue quien acuñó el término «síndrome de las piernas inquietas» en 1945 para describir los síntomas que observó en sus pacientes. Inicialmente, el trastorno se denominó «enfermedad de Ekbom» en honor al médico que lo identificó.
Desde entonces, se han realizado investigaciones y estudios adicionales sobre el síndrome de las piernas inquietas, lo que ha llevado a una mejor comprensión de sus características, factores de riesgo y opciones de tratamiento.
En la actualidad, el SPI es reconocido como un trastorno neurológico común que afecta a una parte significativa de la población mundial.