Una mujer de 100 años, llevó a juicio a su nueva y sus nietos, afirma que fue víctima de una trampa de los mismos que le quieren quitar una herencia.
Leonor Estallo Sánchez realizó una denuncia por la presunta falsificación del testamento de su difunta hermana Zulma, quien partió de este mundo en 2017.
Ambas han crecido en el seno de una familia bodeguera con profundas raíces, siendo las sucesoras de dos enormes estancias y un ramillete de más de diez viviendas que abarcan casas y departamentos. Una notaría también se vio envuelta en la situación.
Leonor, con un siglo de vida a sus espaldas, es parte de una ilustre familia de Pergamino, célebre por su arraigada tradición en el mundo de la viticultura mendocina. La mujer decidió enfrentarse legalmente a su nuera, a dos de sus nietos y a una escribana, a quienes imputa el grave delito de haber manipulado el testamento de su difunta hermana con el fin de arrebatarle una herencia de millones de dólares.
Leonor compartió su vida con dos hermanas: Nilda, quien partió de este mundo en 1978, y Zulma, que murió en 2017 a los 99 años, tras enfrentar la dura enfermedad de la demencia senil y el Alzheimer.
De acuerdo con los documentos del caso, la denunciante reveló que, poco antes de su fallecimiento, Zulma habría caído en una trampa que la llevó a beneficiar en su testamento a ciertos familiares. Estos mismos individuos son ahora los que se encuentran denunciados, enfrentando la justicia en el juicio oral que ha comenzado esta semana en los tribunales de la ciudad al norte de la provincia de Buenos Aires.
Zulma y Leonor, las afortunadas herederas de un vasto legado familiar, han recibido de sus padres un patrimonio impresionante: dos majestuosas estancias, una en Urquiza que se extiende por 580 hectáreas y otra en La Pampa de 2300 hectáreas. Además, su fortuna incluye más de diez propiedades, que van desde acogedoras casas hasta modernos departamentos, situados en las ciudades de Pergamino, Mendoza, Capital Federal y la radiante Mar del Plata.
Zulma, no tenía ni pareja ni descendencia directa, por tanto su porción de la herencia pasaría a manos de Leonor, de acuerdo con lo establecido en la legislación argentina.
La denunciante, quien se prepara para celebrar sus 100 años en apenas dos meses, señala con firmeza que algunos familiares han manipulado la voluntad de Zulma, aprovechándose de su fragilidad física para conseguir que les cediera una porción de su patrimonio. El Tribunal Oral en lo Criminal N°1 se adentra en un apasionante debate para esclarecer si la mujer que perdió la vida realmente fue la que firmó el testamento, además si lo hizo con lucidez y plena conciencia de sus decisiones en ese momento crucial.
Leonor decidió emprender acciones legales contra su nuera, Noemí Sánchez, así como contra sus nietos, María Paula y Guillermo González Giménez. El caso también incluye a la escribana María Florencia Peries, quien se encuentra en el centro de la investigación por la posible falsificación del testamento. Si se determina su culpabilidad, podrían enfrentarse a una condena que oscila entre 12 meses y 6 años tras las rejas. Carlos Picco será el juez encargado de dictar la sentencia.
Zulma vivía con la inquietante sensación de que la iba a envenenar
En las audiencias que se llevaron a cabo a lo largo de esta semana, las cuidadoras de Zulma Estallo Sánchez revelaron que la mujer había caído en manos de una serie de maniobras de aislamiento orquestadas por su nuera y nietos. Estos actos la llevaron a ser separada del hogar que compartía con su hermana, además confirmaron que vivía con el temor de ser envenenada.
De acuerdo con lo que relataron las cuidadoras, la desconfianza que consumía a Zulma la llevaba a derramar el contenido de los vasos que le ofrecían. Además, expresaron que la mujer compartía abiertamente su inquietud sobre la posibilidad de que alguien le añadiera un veneno en su comida o bebida, temiendo que esa fuera la forma en que intentarían apoderarse de su herencia antes de tiempo.
Este jueves, en la tercera sesión del juicio, una testigo sorprendió a todos al negar que su firma perteneciera al testamento y declarar que no tenía ni idea de quién era Zulma Estallo Sánchez. Por otro lado, una psiquiatra que la evaluó en noviembre de 2010, tan solo unos días después de la creación del testamento en cuestión, testificó que la mujer mostraba un notable deterioro cognitivo y que “no se encontraba en condiciones” de firmar ningún documento testamentario.