El BA245 de la empresa British Airways había partido de Londres. El Ministerio de Salud y la cartera de Transporte y la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) montaron un operativo especial.

La mutación “N5017” es la responsable de la clausura del tráfico aéreo con el Reino Unido. Un nuevo código genético del coronavirus, una nueva cepa, empezó a propagarse por Londres y el sureste de Inglaterra con inusual virulencia. Preocupa su posición dominante y su potencial de propagación -las primeras investigaciones la describen con un 40% y un 70% más transmisible- que obligó un crecimiento de ingresos hospitalarios en diciembre. Preocupa, entonces, cada vuelo proveniente de la tierra donde crece una nueva cepa del COVID-19.

La tarde del domingo 20 de diciembre, luego de que varios países europeos aplicaran medidas restrictivas al ingreso de ciudadanos británicos, el Gobierno nacional dispuso medidas similares: en un comunicado informó la suspensión “del ingreso y salida de vuelos desde y hacia Gran Bretaña a partir de mañana preventivamente, a raíz de la situación epidemiológica que registra ese país, tras declarar la aparición de una nueva cepa de COVID-19”.

Permitió, en ese marco y según las recomendaciones de la cartera de Salud, habilitar el ingreso de un aterrizaje previsto para esta mañana del lunes. El vuelo BA245 de la empresa British Airways arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza, procedente de Londres, a las 9:10, diez minutos antes del horario establecido de llegada. “Con PCR negativo pueden entrar pero van a registrar pasajero por pasajero, ciudad por ciudad y casa por casa”, detalló una fuente cercana al gobierno.

Se montó un operativo especial. Los 175 pasajeros del vuelo más la tripulación fueron aislados dentro del aeropuerto a la espera de las diligencias. No se cruzaron con pasajeros de otros vuelos que arribaron esta mañana a Ezeiza. El Ministerio de Salud, junto a la cartera de Transporte y la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), dependiente del Ministerio del Interior, diagramaron una recepción dotada de controles y con seguimiento específico de los pasajeros y la tripulación. Deberán cumplir con una cuarentena de siete días, una vez que acrediten los requisitos exigidos para el ingreso al país: un test de PCR con resultado negativo y un seguro COVID. Les prohibieron, en primera instancia, volver a subirse a un avión en caso de querer dirigirse a otra provincia argentina. A su vez, los organismos remitirán información a las jurisdicciones en las que pasajeros y tripulantes fijen domicilio en la Declaración Jurada, para controlar el estricto cumplimiento del aislamiento obligatorio.

El ministro de Salud, Ginés González García, sostuvo que existe una mutación importante de la cepa original en Inglaterra, la calificó de más contagiosa pero no más grave ni más mortal e informó que “hay 29 cambios que implican una capacidad incrementada de transmisión de la enfermedad de un 70 por ciento”. “Nada indica que sea más mortífero o que cause una forma más severa de la enfermedad”, estimó el primer ministro británico, Boris Johnson, en conferencia de prensa.

Al menos once países europeos cesaron unilateralmente los vuelos procedentes de la isla. Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Portugal, la República Checa y Suecia -además de Israel, en Asia- anunciaron la suspensión de todos los vuelos con destino u origen en Reino Unido, según la agencia de noticias Europa Press. Se espera que más países tomen medidas similares mientras se espera más información vinculante a la nueva cepa tras la reunión urgente de los embajadores de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) que se celebrará este mismo lunes en Bruselas.

En Sudamérica, Colombia también dispuso la suspensión de vuelos desde Gran Bretaña desde este lunes, en una decisión que se tomó “por prevención”, según indicó el presidente Iván Duque. Chile decidió cortar el tráfico aéreo desde el martes y por un plazo inicial de quince días, y prohibió el ingreso al país de ciudadanos extranjeros que hayan estado en el Reino Unido los últimos catorce días. Perú, en tanto, quitó la autorización para vuelos directos que había concedido desde el 15 de diciembre.

El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, reconoció el último domingo que la nueva cepa de coronavirus detectada en Inglaterra está “fuera de control”. “Es una enfermedad mortal y debemos controlarla, lo cual es más difícil con esta nueva variante. Todo el mundo, en particular quienes viven en regiones designadas Nivel 4 deben comportarse como si tuvieran el virus. Esa es la única forma de poder recuperar el control”, dijo en una entrevista con la cadena británica Sky News, en referencia al confinamiento impuesto en Londres y el sureste del país.

Los epidemiólogos coinciden en la sensación: están preocupados. “La información sobre esta nueva cepa es muy preocupante”, afirmó el profesor Peter Openshaw, inmunólogo del Imperial College de Londres, citado por Science Media Centre. Para el profesor John Edmunds de la London School of Hygiene & Tropical Medicine es una muy mala noticia porque “parece que este virus es mucho más infeccioso que la cepa precedente”.

La nueva cepa incorpora una mutación, llamada “N5017”, en la proteína de la “espícula” del coronavirus, que le permite engancharse a las células humanas para penetrarlas. El doctor Julian Tang de la Universidad de Leicester aseguró, por su parte, que “esta mutación N501Y ya circulaba mucho antes, de forma esporádica, este año fuera del Reino Unido, en Australia en junio-julio, en Estados Unidos en julio y en Brasil en abril”.

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