Conocé la historia de San Cayetano, el patrono del pan y el trabajo, cómo llegó su devoción a la Argentina y por qué cada 7 de agosto miles de fieles lo honran.
Cada 7 de agosto, miles de personas se acercan al santuario de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers y en templos de todo el país, para agradecer o pedir por «pan y trabajo». Pero, ¿quién fue este santo y cómo llegó a ser una figura tan importante para tantos argentinos?
¿Quién fue San Cayetano?
San Cayetano nació en Italia en 1480, en una familia noble de Vicenza. Fue abogado, sacerdote y reformador de la Iglesia. En tiempos de profunda crisis social y religiosa, dedicó su vida a ayudar a los pobres y a fortalecer la fe cristiana. Cofundó la Orden de los Teatinos, una congregación que se enfocaba en la asistencia a los más necesitados.
San Cayetano murió en Nápoles en 1547 y, con el paso del tiempo, fue reconocido como el patrono del pan y del trabajo, ya que durante su vida se preocupó por combatir la pobreza y el desempleo, y asistía personalmente a los enfermos y a los más vulnerables.
¿Cómo llegó a la Argentina?
La devoción a San Cayetano llegó a la Argentina a comienzos del siglo XX, traída por inmigrantes italianos que lo veneraban en sus pueblos de origen. Con el tiempo, su figura fue ganando cada vez más popularidad entre las clases trabajadoras del país.
En 1935 se construyó una capilla en su honor en el barrio de Liniers, en la ciudad de Buenos Aires. A medida que crecía el número de devotos, se transformó en el Santuario Nacional de San Cayetano, lugar que hoy convoca a miles de personas cada año, especialmente cada 7 de agosto, su día.
Una fe que moviliza
Desde muy temprano en la mañana, miles de fieles se acercan al santuario para dar gracias por el trabajo conseguido o pedir empleo y alimentos. La imagen de filas interminables, velas encendidas y oraciones colectivas es parte del paisaje emocional de cada agosto en Argentina.
Además de Liniers, también hay celebraciones importantes en otras provincias como Salta, Mendoza, Tucumán, Misiones, Córdoba y Santa Fe, donde la figura de San Cayetano se mantiene viva y cercana a las necesidades del pueblo.
