Un clérigo británico de 69 años falleció de forma inesperada durante una fiesta sexual que participaba con otro sacerdote en Bélgica, aprovechando su viaje en el contexto de la visita del Papa Francisco.
Andrew Wagstaff se encontró atrapado en una noche desbordante de placer y excesos, donde las sombras de las drogas y la pasión se entrelazaron en un torbellino incontrolable. En el hogar del clérigo belga, ubicado en la pintoresca localidad de Kalmthout, la Policía encontró un inesperado arsenal de pastillas de éxtasis y diversas sustancias.
“Al parecer los dos hombres habían consumido éxtasis y popper juntos y habían mantenido relaciones sexuales”, destacaron de manera particular el popper, un líquido químico que se utiliza para intensificar las experiencias durante el acto sexual.
El fiscal a cargo del caso, reveló que se hallaron trazas de sustancias prohibidas en el “en el cuerpo de la víctima se encontraron restos de estupefacientes”. La primera autopsia no arrojó resultados definitivos, por lo que decidió encargar un nuevo informe que arroje más luz sobre los acontecimientos.
La noticia sacudió y causó gran confusión en el norte de Bélgica, despertando un torrente de inquietud entre sus habitantes. El sacerdote que dio la bienvenida a su amigo en su hogar, y que estuvo involucrado en la polémica celebración del «chemsex», fue detenido y está siendo investigado por su presunta conexión con un caso de tráfico de drogas que culminó en tragedia.
“Es increíble. Vi a Bernard el jueves, pocas horas antes de los acontecimientos. No noté nada. Nadie era consciente de su orientación, de su doble vida. En cualquier caso, es un terremoto para la diócesis”, comentó un allegado al sacerdote belga que ahora se encuentra tras las rejas.