maria cash reabren caso

Las citaciones para que personas cercanas a Héctor Romero comparecieron en el caso de la desaparición de María Cash dieron origen a numerosas conversaciones telefónicas, que se incorporaron como evidencia en la detención del camionero.

 

 

 

 

Estas escuchas también arrojaron luz sobre el círculo del acusado, planteando una pregunta en la investigación liderada por el fiscal general Eduardo Villalba: ¿hubo intentos de proteger a Romero?

 

 

 

 

 

Recientemente, las líneas telefónicas de Romero y de quienes lo rodeaban fueron intervenidas por orden judicial. En diversas conversaciones, los participantes hicieron alusión a la reactivación del caso y a las citaciones que empezaron a recibir.

 

 

 

 

 

 

 

 

El pasado 7 de noviembre, David Romero, hermano del detenido, recibió una llamada de Federico Segura Giménez, hijo de Miguel Segura, empleador de Héctor y dueño de la cadena de supermercados “Miguelito”. Durante su charla, Federico indagó sobre la situación del camionero. “No sé cómo zafará. Ahora lo único que queda es apechugar, porque ya no queda otra. El quilombo está hecho hace 13 años”, contestó David. Además, concluyó la conversación diciendo: “No podés zafar del quilombo. Ya veremos qué sale. Ya no hay marcha atrás”.

 

 

 

 

 

Dos días antes, el 5 de noviembre, Miguel Segura se comunicó con Héctor Romero. Le mencionó que había sido citado a declarar y le informó que agentes de la brigada habían estado entregando citaciones en la zona. “A mí hasta ahora no (me citaron)”, respondió el imputado, quien esa misma tarde estuvo en la casa de Segura para reparar una cinta mecánica dañada.

 

Por datos que lleven al paradero de María Cash, hay una recompensa vigente
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El caso también fue tema de conversación en una llamada registrada el 11 de noviembre entre Miguel Segura y el responsable de la flota de camiones de los supermercados “Miguelito”.

 

 

 

 

 

“Tema de levantar gente, no pueden levantar a nadie”, manifestó el encargado en un momento de la charla, lo que llevó a Segura a expresar su descontento por las repercusiones de las supuestas acciones de Romero. “Ah no, eso sí que no… El quilombo que tengo yo hoy en día por culpa de un chofer pelotudo que ha hecho una cagada. La verdad que se ha mandado un moco de la mierda y hoy me tienen a mí como bola sin manija”, comentó.

 

 

 

En otra de las escuchas, se escucha un diálogo entre Segura y David Romero, en el que se menciona que una persona apodada “Negro” sugirió no hablar por teléfono sobre temas relacionados con el caso. Según la acusación, la persona referida era Daniel Segura Giménez, hijo de Miguel y actual diputado provincial. La fiscalía destacó que las comunicaciones entre los implicados disminuyeron considerablemente tras estas recomendaciones, lo que aumentó sus sospechas de que intentaban eludir el registro de información comprometedora.

 

 

 

 

 

David Romero declaró como testigo a mediados de noviembre, y su testimonio complicó a su hermano. “Si se mandó una cagada, que se haga cargo”, fue lo que declaró ante la jueza Federal de Garantías N°2, Mariela Giménez, lo cual fue interpretado por los investigadores como una ruptura del “pacto de silencio” en torno a la desaparición de María Cash.

María Cash fue vista por última vez el 8 de julio de 2011
María Cash fue vista por última vez el 8 de julio de 2011

Según Villalba, los diálogos presentados en el caso revelan comportamientos propios de alguien que busca encubrir un delito, notablemente en expresiones como “si se mandó la cagada” y “ya no hay marcha atrás”.

 

 

 

 

 

 

“Llama la atención la protección del círculo íntimo hacia Romero y, sobre todo, la de Miguel Segura, su patrón, que es mayor incluso a la de su hermano David Romero y que no tendría ningún motivo para protegerlo, a no ser porque hubiese alguna participación”, señaló Villalba en su informe, que sustentó la solicitud de prisión preventiva para el camionero.

 

 

 

 

 

 

 

En este contexto, no se descarta que en los próximos días se presenten nuevas acusaciones por los delitos de falso testimonio o encubrimiento.

 

 

 

 

 

 

 

El fiscal subrayó que el caso estuvo repleto de pistas engañosas que desviaron a los investigadores. Sin embargo, las recientes evidencias han permitido enfocar las sospechas en Romero, quien, según la teoría del fiscal, habría recogido a la joven mientras hacía dedo y, antes de cometer el asesinato y ocultar el cuerpo, intentó abusar de ella sexualmente.

 

 

 

 

 

 

 

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