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Detuvieron al fotógrafo Sixto Fariña por sacar fotos en cataratas

 

En un hecho cuestionable y autoritario, un grupo de funcionario de Parque Nacionales decidió quitarle la cámara, y retenérsela por horas, al fotógrafo Sixto Fariña, con el solo argumento de que estaba sacando fotos “comerciales” dentro del Parque Nacional Catarata del Iguazú. Según los funcionarios, el solo hecho de ser fotógrafo profesional obligaría a que Fariña deba tener un permiso especial para sacar fotos en Cataratas, aunque éstas sean fotos privadas.

 

Según contó Fariña, un reconocido empresario le pidió que fotografíe el área por pedido de su hijo. Es así que Fariña coordinó con la empresa, quien se encargó de sacar la entrada para el parque, al que Fariña accedió sin inconvenientes con su equipo fotográfico.

 

Una vez allí, mientras paseaba junto a su hijo, Fariña tomó fotos del Parque, como cualquier visitante lo haría. Ahí comenzaron los problemas.

 

“Hice fotos por el pasillo y la Garganta del Diablo, y allí me cruzó un fotógrafo del lugar y me dijo que estaba sacando foto para vender, le dije que se quede tranquilo que no era así, que estaba sacando para una empresa y para el diario El Territorio, pero desconfiaba”, explicó Fariña.

“Aparentemente este fotógrafo avisó a la gente de Parques Nacionales. Cuando salimos hacia la zona del tren, con el grupo que había iniciado el recorrido, me paró un guardaparque, me preguntó qué fotos estaba sacando, y le expliqué. Me pidió si tenía un permiso escrito. Sinceramente no sabía que debía tener un permiso escrito, nunca nadie me dijo nada”, explicó Fariña. Más allá de que la obtención de un permiso especial para fotos sea un requisito, los funcionarios de Parques Nacionales no tienen la autoridad para secuestrar un equipo fotográfico, y mucho menos quedárselo y no devolverlo, o amenazar con no hacerlo.

 

Según relató el reportero gráfico, “el guardaparque me dijo que lo tenía que acompañar, y le dije que no, que aún me quedaban hacer fotos en el Paseo Superior, estábamos por ir para ese lugar, y entonces le di mis datos. Este guardaparque me siguió en el trencito. Me llamó el gerente de la empresa y me dijo que era mejor que entregue la memoria. Le respondí que no iba a entregar ni la memoria ni la cámara. Me dijo que me iban a hacer firmar un acta, y que después arreglábamos”.

 

Pero lo peor estaba por venir, cuando en las oficinas del Parque los funcionarios comenzaron a tomarse atribuciones que están lejos de las que les corresponde, como por ejemplo secuestrar elementos. “Me llevaron a la oficina de guardaparques, me dijeron tenés dos opciones, o entregas el equipo o borrá toda la memoria. Le dije que no iba a ser ninguna de las dos cosas. Llamaron a la Policía. Saqué una memoria que borré y la del teléfono y le di. Al rato me llamaron y me dijeron esto está borrado, nos estas tomando el pelo. Había dejado la cámara apoyada en el escritorio, un guardaparque agarró y me dijo te la voy a secuestrar. Me hicieron un acta, yo firme con disconformidad, pero le dije que me quedaré acá hasta que me la devuelvan la cámara”, agregó Fariña.

 

«Hace un rato vino un jefe, me dijo que no me van a entregar la cámara, que yo me porté mal al no colaborar con ellos. Le dije que voy a permanecer en la oficina hasta que me la devuelvan y me advirtió que iba a llamar a la Policía y la gendarmería», indicó Fariña.

 

«Yo acá estoy solito, pero no me voy a ir sin mi cámara. Desde las 13 estoy acá, parado. Que te saquen una memoria es como que te habrán una caja fuerte, yo accedí pero se pasaron. Me dijeron que en el Parque ellos son la autoridad. Yo reconocí que no tenía un permiso y en todo caso que me hagan una multa. Que le haya dicho que no le queria entregar la memoria lo tomaron como rebeldía», explicó Fariña.

«Ellos no debieron sacarme el equipo. Hoy tengo trabajo pautado en Iguazú y necesito mi equipo.Tengo mucha impotencia», cerró Fariña entre lágrimas, y esperando a esta hora (casi las 21 del viernes) que le devuelvan su cámara.

 

Lo que sucede con las fotografías en el Parque Nacional Iguazú es extraño. Hay turistas que en las últimas semanas denunciaron que hay puntos de la Garganta del Diablo a la que no se puede acceder para tomar fotografías, salvo que sea con uno de los fotógrafos habilitados por el Parque. Es decir, un grupo de fotógrafos del Parque solo permite tomar fotos desde una posición determinada, la de mejor vista, a quienes paguen por sus servicios.

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