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Enriquecimiento de uranio en Argentina: la capacidad nuclear que logró el país

panta nuclear argentina Pilcaniyeu

 

 

Se cumplirán 55 años de la primera planta nuclear de Latinoamérica, un proyecto secreto que logró un alto nivel de enriquecimiento de uranio con fines pacíficos en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu.

 

 

 

 

En medio de la guerra en medio oriente, se habla mucho del programa nuclear de Irán, el cual ya su uranio ya estaría a punto de lograr un enriquecimiento de uranio capaz de producir armas nucleares.

 

 

 

 

 

Pero que hay de las capacidades de producir armas nucleares y cuales son los que tienen enriquecimiento de uranio. Los países con capacidad de enriquecimiento de uranio, tanto para uso civil como militar, son: Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda, y Brasil, según la información disponible. Además, Japón también posee capacidad de enriquecimiento de uranio.

 

 

 

 

 

 

 

 

Argentina y su capacidad de enriquecimiento nuclear

 

 

 

 

Hace casi 55 años, Argentina anunciaba al mundo que sus científicos y técnicos habían conseguido finalizar el ciclo del combustible nuclear: tenía la capacidad de enriquecer uranio en las instalaciones del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu.

 

 

 

 

 

La planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu (Río Negro) es parte del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu (CTP) de la CNEA. Fue construida a fines de los años 1970 por la empresa INVAP S.E. para la Comisión Nacional de Energía Atómica. Su propósito original era producir uranio enriquecido para elementos combustibles de reactores de potencia e investigación, de modo de alcanzar autonomía en el ciclo nuclear nacional.

 

 

 

 

 

El 11 de noviembre de 1983 Argentina anunció haber enriquecido uranio a escala semi-industrial mediante difusión gaseosa, convirtiéndose así en el séptimo país del mundo con esa capacidad. Ese logro de la CNEA –con fuerte colaboración de INVAP– marcó un hito técnico que brindó soberanía energética al sector nuclear argentino.

 

 

 

 

Tecnología de enriquecimiento

 

 

 

La planta emplea principalmente el método de difusión gaseosa para separar los isótopos U235 y U238. En este proceso el hexafluoruro de uranio gaseoso (UF₆) pasa a través de membranas porosas que retienen más las moléculas más pesadas (U238), incrementando gradualmente la proporción de U235. En los primeros años 80 la difusión gaseosa se eligió porque resultaba más viable localmente; el método alternativo de centrifugación requería desarrollos tecnológicos muy avanzados para aquel momento.

 

 

 

 

 

En tiempos recientes se diversificó la investigación: además de mantener la difusión, se avanzó en prototipos de centrífugas y en sistemas de separación por láser, buscando métodos más eficientes. Este know-how múltiple permite a Argentina continuar dentro de los pocos países con capacidad de separación isotópica. La difusión gaseosa requiere cascadas de difusores y control preciso de presión y temperatura. El montaje de estos sistemas, desarrollado enteramente en Argentina, fue fundamental en el proyecto Pilcaniyeu. Con los años se incorporaron también equipos experimentales de centrifugación y láser para enriquecer uranio en la misma instalación.

 

 

 

 

Desarrollo alcanzado y logros iniciales

 

 

 

 

En la década del 80 la planta llegó a producir uranio enriquecido a nivel semi-industrial, cubriendo necesidades iniciales de combustible para reactores locales. La capacidad original era modesta –del orden de 20.000 SWU/año– suficiente para fines experimentales y de prueba. Conforme avanzó esa tecnología en el país, Pilcaniyeu abasteció parcialmente los reactores de investigación y potencias modestas proyectados entonces. Sin embargo, hacia mediados de los 90 el contexto internacional y decisiones de política energética derivaron en la paralización de las operaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

Durante casi una década la planta quedó en “mantenimiento mínimo”, resguardada por un pequeño grupo de técnicos para conservar instalaciones y tecnología.

 

 

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Reactivación y estado actual

 

 

 

 

A comienzos de los 2000 se decidió relanzar el proyecto dentro del nuevo Plan Nuclear Nacional. Entre 2007 y 2010 la CNEA emprendió un reacondicionamiento intensivo de la planta: se renovaron equipos, redes eléctricas y sistemas de carga/descarga de hexafluoruro de uranio, se instaló una moderna planta de producción de flúor y se habilitaron plantas de tratamiento de efluentes industriales.

 

 

 

 

 

En octubre de 2010 la planta fue oficialmente reactivada, y en 2014 comenzaron los primeros ensayos de enriquecimiento a escala de laboratorio. Hoy la instalación dispone de cerca de 150 técnicos y profesionales (en su mayoría radicados en Pilcaniyeu) trabajando en la operación y desarrollo de la tecnología. El complejo cumple hoy tareas de investigación y capacitación, manteniendo protocolos estrictos de seguridad y salvaguardias internacionales.

 

 

 

 

 

La CNEA ha indicado que la producción de uranio enriquecido se orientará a abastecer los tres reactores de potencia argentinos (Atucha I, Atucha II y Embalse) y a generar radioisótopos para medicina nuclear. Esto asegura la soberanía del combustible nuclear local y permite, a su vez, fabricar el combustible del reactor modular CAREM (100% de diseño nacional).

 

 

Relevancia e innovaciones civiles

 

 

 

Más allá de los usos nucleares, Pilcaniyeu ha ampliado su alcance a otras tecnologías estratégicas. En años recientes se comenzó a producir compuestos químicos derivados del flúor, en particular hexafluorofosfato de litio (LiPF₆), insumo esencial en electrolitos de baterías de ion-litio. Aprovechando la experiencia en manejo de compuestos fluorados, el complejo colabora con empresas y universidades en la síntesis de LiPF₆ para la industria del litio nacional.

 

 

 

 

En conjunto, la planta Pilcaniyeu simboliza uno de los desarrollos tecnológicos más complejos logrados en Argentina. Su existencia -y su reconversión continua- permite al país sostener el ciclo de combustible nuclear completo sin depender de exportaciones. Al abastecer reactores de potencia, producir radionucleidos médicos e incluso apoyar la industria de baterías, la instalación refuerza la autonomía energética y científica argentina

 

 

 

 

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