El apoyo público de Javier Milei a Santiago Caputo desató una feroz interna en el oficialismo. Francos, Werthein y Karina Milei marcan distancia del consultor estrella.
El oficialismo libertario atraviesa su semana más turbulenta desde que Javier Milei llegó al poder. Todo comenzó con una respuesta de apenas dos palabras. “Sí, absolutamente”, contestó el Presidente cuando el periodista Esteban Trebucq le preguntó en televisión si Santiago Caputo tendría un rol central en el gabinete después de las elecciones.
La frase fue suficiente para detonar una guerra interna que expuso la fragilidad del equilibrio dentro del gobierno. Caputo, el consultor más influyente y enigmático del círculo presidencial, vuelve a estar en el centro de la escena, rodeado de recelos y acusaciones cruzadas.
Un fuego cruzado dentro del poder
La declaración de Milei llegó después de que Caputo lanzara una ofensiva interna contra sectores clave: la Jefatura de Gabinete, la Cancillería y la Presidencia de la Cámara de Diputados. En ese contexto, Guillermo Francos, ministro del Interior y considerado “la voz racional” del gobierno, rompió el silencio y expresó su hartazgo por las operaciones que lo tienen como blanco.
Francos se había mostrado cauto en los últimos días, luego de pedir públicamente que Caputo “blanquee su rol y empiece a firmar”. La frase fue interpretada por muchos como un tiro por elevación hacia el propio consultor, a quien acusa de manejar resortes clave del poder sin asumir responsabilidad formal.
En paralelo, Gerardo Werthein, embajador designado ante Estados Unidos, también se mostró molesto. Desde el entorno libertario se lo señaló como responsable de las confusas declaraciones de Donald Trump, quien vinculó el rescate financiero norteamericano con las elecciones argentinas. La aclaración posterior del expresidente y los posteos del asesor Scott Bessent —trece en menos de un mes— no bastaron para apagar el incendio diplomático.
⚡ La puja por la Cancillería y los aliados del Vaticano
La tensión entre Werthein y Caputo se remonta a la llegada de Nahuel Sotelo como secretario de Culto, nombramiento que generó malestar en el Palacio San Martín. Según versiones, Caputo le habría prometido a Sotelo que sería el primer paso para reemplazar al canciller, lo que encendió las alarmas en la diplomacia.
En ese entramado también intervienen figuras cercanas al Vaticano, que aún conserva influencia en la Cancillería. Mientras tanto, el Jubileo de los Movimientos Populares reunirá en Roma a representantes argentinos ligados al peronismo y a la Iglesia, en un contexto donde la política exterior libertaria intenta redefinir su vínculo con el Papa León XIV (sucesor de Francisco).
Karina Milei y el poder del veto
Detrás del ruido, Karina Milei sigue siendo la gran decisora. La hermana del Presidente mantiene poder de veto total sobre los nombramientos y estrategias del gobierno. Sin embargo, fuentes cercanas al oficialismo aseguran que comienza a abrirle espacio a Caputo, pese a las tensiones.
“Tranquilos. El tiempo acomoda las cosas”, repite la secretaria general cada vez que las internas amenazan con estallar. Pero los movimientos recientes indican que el consultor busca pasar del poder en las sombras a un cargo formal dentro del gabinete.
Entre los posibles damnificados figura Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, a quien sectores cercanos a Caputo ya intentan reemplazar por Cristian Ritondo.
Washington, el tablero exterior
El asesor norteamericano Barry Bennett, lobista republicano y enlace de Caputo con la Casa Blanca, visitó Buenos Aires para impulsar acuerdos de gobernabilidad y una agenda de reformas que beneficie a empresas estadounidenses.
El encuentro en Puerto Madero entre Bennett, Caputo, Miguel Ángel Pichetto y Rodrigo de Loredo levantó sospechas en todos los frentes: algunos lo ven como un intento de alinear al oficialismo con el lobby norteamericano; otros, como un intento desesperado de construir respaldo internacional ante la inestabilidad política local.
️ El PRO, entre la desconfianza y el desgaste
Mientras tanto, Mauricio Macri volvió a reclamar una “nueva mayoría” y diálogo político, pero en el PRO crece el pesimismo sobre la posibilidad de una verdadera coalición de gestión con La Libertad Avanza. Las operaciones contra Francos y los movimientos en el Ministerio de Economía, donde funcionarios cercanos al macrismo fueron desplazados, tensaron aún más la relación.
Incluso el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, aparece en las listas de “fusibles posibles” para la próxima etapa del gobierno.
⚔️ Conclusión: un gobierno en ebullición
A días de las elecciones, el gobierno libertario navega entre operaciones, egos y ambiciones cruzadas. El apoyo público de Milei a Caputo consolidó su figura, pero también acentuó la fragmentación del poder interno.
Como reconoció un funcionario del entorno presidencial:
“No sabemos si fue bueno que Javier haya dicho eso. Pero bueno… es Javier siendo Javier. Estos días van a ser una carnicería.”
La reorganización del gabinete, el vínculo con Estados Unidos y la supervivencia política del Presidente dependen ahora de una sola pregunta: ¿cuánto poder real está dispuesto a ceder Milei dentro de su propio gobierno?

