La capital del estado de Amazonas se derrumbó hoy en un nuevo colapso hospitalario. La situación obligó al traslado de 750 pacientes a otros estados y a declarar toque de queda

 

En medio de una crítica situación por la muerte por asfixia de pacientes por falta de tubos de oxígeno, récord de fallecimientos y falta de cámaras frigoríficas para mantener los cadáveres, el gobernador del estado de Amazonas, Wilson Lima, decretó hoy el toque de queda entre las 19 y las 6 en la mayor ciudad de la selva amazónica sudamericana.

Escenas de una distopía se vivieron en esta segunda ola de coronavirus en Manaos: enfermeros, médicos y familiares gritando por la falta de oxígeno en la puerta de los hospitales públicos y pagando fortunas por tubos para darle a los pacientes.

 

Las Fuerzas Armadas enviaron 356 cilindros de oxígeno en la noche, pero la logística no alcanzó a suplir la situación de emergencia para los enfermos de COVID-19.

 

“Hay relatos de que un ala entera de pacientes ha muerto por no tener tubos de aire. Además de las muertes, el peligro de generar problemas cerebrales permanentes es alto”, dijo al diario Folha de Sao Paulo el científico del laboratorio federal Fiocruz Amazonia, Jesem Orellana.

 

Manaos no solo es la ciudad más grande de la selva amazónica, también es uno de los baluartes del voto y apoyo al presidente Jair Bolsonaro, quien a fin de año advirtió que no iba a permitir una nueva cuarentena en la capital que tiene la mayor zona franca de productos electrónicos de Brasil.

 

Para fin de año, el gobernador decretó el cierre del comercio y la gastronomía y recibió como respuesta una manifestación popular de comerciantes y activistas bolsonaristas, tras lo cual dio marcha atrás con la medida.

 

El rector de la Universidad Federal de Amazonas, Sylvio Puga, que administra el Hospital Universitario Getulio Vargas de Manaos, dijo que la situación es tan crítica que los pacientes de coronavirus sin oxígeno están siendo llevados a las ciudades de Piauí, Goiás, Paraíba, Maranhao, Pará, Rio Grande do Norte y Brasilia.

 

 

Los relatos en Manaos, en tanto, son dramáticos.

 

“El hospital quedó cuatro horas sin oxígeno: tuvieron que llamar a médicos residentes y estudiantes del último año para hacer ventilación manual en los pacientes. Es como estar en una guerra y no tener armas para luchar. Se nos mueren los pacientes en nuestra cara”, contó un médico que no quiso ser identificado a la Agencia Estado.

El secretario de Salud de Amazonas, Marcellus Campello, dijo que las empresas proveedoras entraron en colapso porque el consumo se duplicó en diciembre y enero respecto del pico registrado en abril y mayo.

 

“Estamos ante algo sin precedentes, el peor pico de la pandemia”, dijo por su parte el gobernador Wilson Lima, en una conferencia de prensa en la que detalló el toque de queda y el cese de actividades que comienzan hoy.

 

La situación era crítica desde antes de hoy, con más fallecidos en lo que va de enero de lo que hubo en todo diciembre. Es por eso que el ministro de Salud nacional, general Eduardo Pazuello, se encuentra en Manaos desde el lunes para seguir de cerca la crítica situación, con siete de los once hospitales privados, por ejemplo, ya sin espacios para atender pacientes.

 

Pero la pandemia no solo golpea a Manaos y la región selvática.

 

Siete estados de Brasil ya tienen más del 80% de ocupación de sus salas de terapia intensiva.

En este contexto, el presidente Bolsonaro se quejó hoy de que le hayan cuestionado el uso, en Manaos, del llamado kit-Covid que recomienda el Gobierno, que incluye tomar hidroxicloroquina, un antipalúdico que él mismo mandó a producir al Ejército e importó de Estados Unidos, pese a que no tiene comprobación científica.

 

Bolsonaro dijo que él y todo su Gobierno lo tomaron y el bolsonarismo llama a esto “tratamiento precoz”.

 

Además, en medio del colapso, el Ministerio de Salud lanzó en Manaos una aplicación digital que incentiva a los médicos a dar remedios como hidroxicloroquina como si fuera un tratamiento para pacientes leves.

 

En medio de este complejo escenario, se postergó para mañana la partida del vuelo de la aerolínea privada Azul a Mumbai para buscar dos millones de dosis a una farmacéutica india que produce la vacuna de AstraZeneca-Oxford.

 

Las aerolíneas Latam, Azul, Gol y Voepass pusieron a disposición del Gobierno gratuitamente sus aeronaves para el traslado de vacunas, dado que Brasil carece de líneas estatales.

 

Esta llegada es crucial ya que el domingo próximo, según los cálculos del Gobierno, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) deberá autorizar para uso de emergencia las vacunas de AstraZeneca y Coronavac.

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